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lunes, 19 de enero de 2015

CONFIAR EN LOS MALVADOS.


¿Quién disfruta del ungüento de cumplidos dulces resbalando hacia un tímpano mutilado por verdades que no fueron escuchadas?
¿Quién prefiere despojarse del ego humano y exhibir el espíritu ajado y sin retoques?
¿Quién se enfrenta a sus fantasmas sin escudo? ¿Quién puede vivir alimentando el odio? 
Y en el repulsivo regocijo de la desgracia ajena, ¿quién decide habitar dentro del vertedero? Tú, que mereces el desprecio del rencor hediondo que rezumas.
Hay quienes eligen confiar en los malvados, contagiarse de ellos, engrosar su lista de enemigos y barruntar mentiras, inventar motivos, fingir que brillan con luz propia cuando son un vago vestigio de las sombras proyectadas de quien les susurra, o  les grita, órdenes vandálicas, que como títeres acatan, dejándose llevar por la ignorancia, disfrazada de impulsividad colectiva.
¿Quién puede salvarse de una traición predestinada? El que ansía el aplauso de sus fechorías, a cualquier precio, con cualquier excusa, con la pena de gloria disfrazada, con el corazón tan oscuro que asusta, que provoca rechazo externo y regodeo propio.
¿Quién está dispuesto a crecer con las críticas? Aquel que está preparado para escuchar aquello que no le gusta y al terminar dice "gracias", el que conoce la humildad más allá de su significado porque la practica, y no confunde dignidad con soberbia, ni orgullo con necedad. 
¿Quién tiene miedo? El que grita no tenerlo con aullidos tan histéricos como ambiguos, el que truca todos los flancos para tener siempre un puerto donde arrimarse si los postizos se quedan cortos, el que se envalentona ante los que reconocieron prudencia para gritarles: ¡cobardes! El que presume, y se jacta, y fanatiza con su doctrina de autosuficiencia frágil, diciendo que no necesita a nadie.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo primero que pienso al leerte es que te refieres a alguien o a más de uno. Supongo que todos hemos conocido y sufrido esos comportamientos, la cuestión es cómo saber distinguir para poder seguir confiando, como ver el engaño. Igual no se puede.
Por otro lado muy bien escrito, cuando se lee algo que permite identificarse con lo escrito es que se ha acertado. Felicidades Ana.
Carlos

Anónimo dijo...

Me parece un acierto escribir algo y que quien lo lea se pueda identificar con ello, como ocurre con esto.
Se me ocurre, cómo distinguir a los malvados antes de que sea demasiado tarde? Se puede?
Felicidades Ana
Carlos

Ana PC dijo...

No se puede, Carlos, aunque (para ser honestos) la mayoría de las veces no lo queremos ver. Intuimos que hay personas que no encajan o, si encajaron, ya no y sin embargo, nos aferramos a ellas, como si temiéramos perderlas, cuando lo ideal es tenerlas bien lejos.
Un beso. ^.^

Anónimo dijo...

Yo no sé si se puede a primera vista, pero con el correr del tiempo tras un encuentro, siempre se dan indicios que, por comodidad o por fascinación con las partes más halagüeñas sistemáticamente mostradas en primera instancia, ignoramos... Los motivos serán variopintos, tantos como identidades existan, pero si hay algo que cuenta en este tipo de identificaciones es la experiencia... y la adultez ayuda ;-). Más crudo lo tiene un niño o un ingenuo adolescente!
Gran texto, Ana!

Ana PC dijo...

En lo crudo está el sabor verdadero y primitivo. Bendita inocencia que ciega. Quitarse la venda duele, pero más aún si te la arrancan.
Un beso y muchas gracias :)