Me revienta reinventarme, enredarme entre algodones buscando quiero encontrar, fustas, látigos, máscaras y grilletes, armarme para ser derrotada. Rescatar mi yo sumiso y perder la dignidad, me revienta. Me estremezco y me encuentro extraña revolviendo las entrañas en amaneceres caóticos, amañando las mañanas prolongando eternas noches... equivocando palabras y escapando de reproches, adjudicando distancias... hablando a amantes de amores.
Me retuerzo por recuerdos que, más que escocer, perforan un alma repleta de agujeros negros que ansían derramar amnesia. Un alma que siendo noble no ha tenido más remedio que sembrar odio en los vientos, sabiendo que recogerá vulgares tempestades y cabreos cotidianos... nefastos despertares de quimeras estériles.
Y es que me da por pensar infundadas controversias, vestidas de realidad... Resucita el temblequeo... y me revienta.
Las noches de somnolencia y más noches de soledad. Besos, gestos que maltrataron. Pesadillas disfrazadas de sueños huraños... Pienso en prioridades prescindibles que aún están por ordenar, diálogos monótonos y monólogos dinamitados, en sorpresas incubadas desde las calamidades y percances casuales que, sin creer en las casualidades, hicieron, al destino errante, tambalearse.
Y de nuevo la ansiedad, cruel y diestro castigo, latigazos son latidos... retorciéndose en mi pecho y el corazón dolorido... respiro con dificultad, hiperventilo... y me revienta.