Tinta fija que a la piel asoma y se desborda haciéndome escribir de nuevo.
Unos labios que prometen lo que la boca no suelta. Palabras atoradas, entre las cuerdas vocales tintineantes, que titubean. Yo que tuve fama de buena oradora, callo y observo, diálogos que en pestañeos, dicen más de lo que quieren.
Artífice de sueños inalcanzables, de fantasías insospechadas, partener de bailes que nunca llegan, me vuelvo socia de tu sordera y muda ante tus palabras.
Y dicen, las lenguas más deslenguadas, que podría tenerlo todo... mientras, yo me conformo con nada. Nunca fui tan condescendiente, dentro de mi impaciencia...
Yo que soy el resultado de un acto de amor, al que el amor dio de lado... He aprendido a no venderme por un puñado de cumplidos, piropos que repetidos, van quedando sin sentido, desplazados... y pasan por el oído como zumbidos vacíos, sin dejar eco ni rastro, caen sin gracia al intestino, y el corazón ni los huele...
Provocadora innata, vengo a ofrecerte la imagen, y ¿Vale por mil palabras? Dos ya serán suficientes...